Un Pedacito De Cielo.

(Advertencia, contenido yaoi (hombrexhombre) apto para todo público). Basado en "Devil May Cry".

                                  Un pedacito de cielo.

Prólogo.
"Nero un joven de 18 años ha sido secuestrado por Agnus el científico que desea estudiar sus experimentos con su cuerpo. Dante su protector lo salva de las garras de este acabando con sus planes pero sin antes dejarle un pequeño recuerdo a ambos. Por alguna razón pasa el tiempo y Nero comienza a sentirse extraño. ¿Qué estará sucediendo?".


Esto no puede estar pasando...
Pensó Dante de ojos bien abiertos inexpresivos observando al doctor.
-Lo siento mucho señor, pero, tratamos de hacer lo posible por ayudarlo.-dijo apenado observando hacia abajo.
Fragmentos pequeños comenzaron a aparecer ante él. Cómo una tormenta de nieve.
-Levántate dormilón.-dijo un Dante sonriente que le sacaba de un tirón las sábanas a un niño durmiente.
-Un minuto más.-murmuró cubriéndose con la almohada el rostro.
-Ni un minuto más, ni un minuto menos, se me levanta ahora mismo.-tomando la almohada. Soltó un gruñido observándolo de malas-.Anda, que ya es tarde postrecito.-dijo dibujando una sonrisa removiéndole los cabellos blancos.
-Ya.-dijo con la cabeza agacha ruborizado.
-Te esperaré abajo con el desayuno.-dijo abandonando el cuarto. Yendo en dirección a las escaleras.
Luego de algunos segundos, bajó las escaleras aún con la cara pegada en la almohada.
-¿Alguien no durmió bien anoche?.-preguntó Dante sirviéndole el desayuno.
-Cierta persona no me dejó dormir.-respondió observándolo con sarcasmo.
-Yo no veía que te impusieras.-dijo sentando ante él tomando la taza de café.
-¿Tenía opción?.-alzando una ceja.
-¿Me crees acosador?.-llevando una mano sobre el pecho sintiéndose "ofendido".
-No, claro que no.-respondió con sarcasmo.
-Pero se que te gusta ese lado acosador.-dijo en tono seductor reteniéndole la mirada.
-¡Ya calla quieres!.-soltó-.Deja de hablar idioteces y toma tu café antes de que se enfríe.-agregó por último frunciendo el ceño con un leve sonrojo. Este sólo se dispuso a soltar una sonrisa.
-Bueno.-levantándose de su asiento-.Es hora de trabajar.-agregó por último dándole un sorbo a su café.
-¿Ya te vas?.-observándolo.
Oh shit...
Pensó sabiendo que un Dante empalagador se asomaba.
-¿Por qué? ¿Quieres que me quede?.-acercándose a él.
-Sólo preguntaba.-respondió en tono seco sin prestarle atención. Aunque realmente se derretía cada vez que lo veía de esa forma.
-Volveré lo más temprano posible.-rodeándolo en sus brazos.
-Siempre díces lo mismo.
-Esta vez lo haré, lo juro.
-Ajam, la última vez dijiste lo mismo y volviste a la 4:30 am y encima un poco exaltado.-observándolo de malas.
-Es que estar sin ti me vuelve loco.-rozando la nariz por su mejilla. Haciendo estremecer a Nero quién trataba de controlar sus emociones-.Lo juro, volveré temprano.
-De acuerdo.-soltando una sonrisa.
-Adiós.-depositando los labios sobre los de él, sellándolos en un dulce beso-.Ten cuidado.-apartándose de él. Le era tan difícil apartarse de su mundo, en especial si se trataba de dejarlo sólo. Luego de lo sucedido con Agnus, ya no está seguro de ello.
-Lo tendré, ve tranquilo.-dijo sonriendo.
Abandonó el local dejando a Nero a cargo de él por algunas horas, que para él, es un infierno.
-Bueno.-levantándose su vista comenzó a notarse borrosa. Se sostuvo de la mesa-.¿Qué sucede?.-se preguntó a si mismo llevando la otra mano a su cabeza-.Será mejor que me vaya a descansar un poco.-dijo yendo escaleras arriba hacia su cuarto.
Pasaron las horas y al despertar vio el reloj que se encontraba sobre la mesa de noche que marcaba las 8:30 pm-.Dante.-suspiro levantándose, fuertes puntadas retumbaban en su cabeza-.Pero que....-cayendo sentado sobre la cama, sentía una fusión en el estomago. Pero no era agradable, era como si estuviera en llamas y dolía mucho.
Con las fuerzas que apenas obtenía, fue en dirección al baño.
-Llegué.-dijo Dante entrando al local. Sin encontrar a Nero, fue en dirección a su habitación que de seguro estaría allí. Al penetrar en el pasillo, se encontró con Nero limpiándose la boca-.¿Qué sucedió?.-acercándose a él preocupado.
-No te preocupes, estoy bien.-respondió soltando una leve sonrisa.
-¿Estás seguro?.-tomándolo por la cintura.
-Si, lo estoy.-respondió asintiendo-.Te extrañé.-posando la cabeza sobre su pecho.
-Yo también.-acariciando sus cabellos.
-¿Cómo te a ido?.-levantando la vista.
-Bien, se trataba de un demonio que mataba gente en plena noche en un callejón, típicas misiones.-respondió desinteresado del tema-.¿Y a ti cómo te ha ido?.-preguntó atrayéndolo más a él.
-Bien, dormí toda la tarde.
-Ya veo.-observando sus cabellos alborotados que hacían verlo más tierno-.Te amo.-susurro acercándose a su rostro.
-Yo también.-susurro también entrecerrando los ojos, inclinando un poco la cabeza hacia atrás y entreabriendo los labios para recibir esos dulces labios que tanto deseo en estas horas que estuvieron ausentes.
Lo cargó en sus brazos, al pequeño Nero y llevó al cuarto mientras seguían con sus juegos de besos.
Lo depositó sobre la cama con delicadeza sin apartarse de sus labios. Nero se depositó sobre él, con las piernas a los lados de Dante despojándole la gabardina roja.
Entre jugueteo comenzó a sentirse incómodo. Se detuvo llevando una mano a la cabeza.
-¿Qué sucede?.-observándolo preocupado.